Como en una posada pirata, los buceadores rodean la barra del bar en la playa con una cerveza en la mano contando sus batallas pasadas; aquel encuentro asombroso bajo el agua, aquella foto perfecta, aquel avistamiento ins\u00f3lito que casi hizo caer el regulador de la boca de asombro. Mientras, los atardeceres caen puntuales junto a la playa de postal de Malapascua, y en las mesitas con pufs en la arena nos apuramos a pedir las \u00faltimas consumiciones del happy hour. Puede que Guybrush Threepwood jam\u00e1s pasara por aqu\u00ed, pero tanto el nombre de la isla, como sus peque\u00f1as dimensiones, la har\u00edan el escenario perfecto de este videojuego.<\/p>\n
En este rinc\u00f3n de Filipinas aguarda lo que solo se puede encontrar a miles de kil\u00f3metros del hogar, donde poco m\u00e1s hay que hacer que bucear y disfrutar de no tener nada que hacer. Aqu\u00ed un \u201cde donde eres\u201d desencadena conversaciones que duran horas, y abre la puerta a descubrir historias que de alguna manera se han ido a cruzar en este rec\u00f3ndito punto del planeta, donde todos los viajeros estamos viviendo nuestra peque\u00f1a aventura; desde una pareja de Chile encantadora viajando por Asia, hasta cuatro aventureras chicas canarias, pasando por una chica suiza y alg\u00fan instructor del centro de buceo.<\/p>\n
Llegar hasta aqu\u00ed desde Panglao no fue tarea f\u00e1cil: 40 minutos de taxi hasta el puerto de Tagbilaran, 2h de Barco hasta Ceb\u00fa, y 5h de autob\u00fas hasta el embarcadero de Maya, donde una Banka (barca local) te lleva a la isla de Malapascua en un trayecto de 40 minutos. Incre\u00edblemente, llegamos en un solo d\u00eda a nuestro destino pese a la multitud de puntos cr\u00edticos donde perder un transporte, perderse uno mismo, o como me pas\u00f3 a mi en una estaci\u00f3n de descanso, subirme al autob\u00fas equivocado. Afortunadamente Sonia me estaba viendo desde el autob\u00fas correcto y sali\u00f3 corriendo a buscarme, porque si no el t\u00edtulo de este post posiblemente tendr\u00eda el nombre de otro pueblo de Filipinas.<\/p>\n
Lleg\u00e1bamos con ganas y expectantes. Hab\u00edamos estado intercambiando correos con el manager de un centro de buceo donde hab\u00eda muchas posibilidades de que nos qued\u00e1semos a hacer nuestro divemaster. Rubi nos asesor\u00f3 en todo momento y ya ten\u00edamos ganas de conocerlo en persona. Despu\u00e9s de hablar con \u00e9l, ense\u00f1arnos el centro m\u00e1s organizado que hemos conocido, y conocer a otros dos chicos que estaban realizando el curso, se confirmaron las buenas expectativas que ten\u00edamos, y solo nos quedaba bucear y conocer la isla para acabar de decidirnos, as\u00ed que organizamos las salidas para el d\u00eda siguiente.<\/p>\n
Una peque\u00f1a depresi\u00f3n tropical hizo que se cancelaran las inmersiones previstas a Gato Island, y la alternativa fue Deep slope.<\/p>\n
Al salir de la inmersi\u00f3n nos encontr\u00e1bamos contrariados y decepcionados. \u00bfDonde estaba la riqueza de coral que hab\u00edamos visto por todas las otras islas? \u00bfPor qu\u00e9 hab\u00eda tan poca vida? Si a todo esto le sum\u00e1bamos una trayectoria rar\u00edsima que sigui\u00f3 nuestro gu\u00eda, haci\u00e9ndonos nadar a contracorriente una y otra vez para pasar por los mismos sitios, y luchando contra corrientes verticales que nos empujaban hacia la superficie, la conclusi\u00f3n l\u00f3gica fue no hacer la segunda inmersi\u00f3n programada en la misma zona.<\/p>\n
Parec\u00eda en aquel momento que nuestro ansiado lugar perfecto, donde se combinara un peque\u00f1o para\u00edso fuera y dentro del agua no iba a ser Malapascua. Sin embargo, no \u00edbamos a abandonar sin darle la oportunidad que se merec\u00eda. Las inmersiones m\u00e1s famosas de la zona eran las de los tiburones zorro (thresher sharks) y las de Gato Island, e intentar\u00edamos hacerlas a pesar que la depresi\u00f3n tropical ten\u00eda intenci\u00f3n de quedarse unos d\u00edas.<\/p>\n
Al d\u00eda siguiente nos pegamos un madrug\u00f3n a las cuatro y media de la ma\u00f1ana para poder ver a los tiburones zorro. Este animal vive profundidades de hasta 200m, y al amanecer sube a estaciones de limpieza que se encuentran de 20 a 30 metros, donde peque\u00f1os peces les ayudan con dicha tarea higi\u00e9nica. Divisamos hasta cinco tiburones zorro preciosos que iban apareciendo desde la oscuridad del oc\u00e9ano y que se acercaban a nuestra posici\u00f3n a menos de tres metros. Sonia sali\u00f3 del agua diciendo que estaba enamorada, que era el animal m\u00e1s elegante y hermoso que hab\u00eda visto, y yo no pude m\u00e1s que asentir y sonre\u00edr.<\/p>\n
Para Gato Island tendr\u00edamos que esperar al d\u00eda siguiente, donde afortunadamente el tiempo nos dio una tregua. Pese a haber le\u00eddo sobre las inmersiones que har\u00edamos, nada nos hab\u00eda preparado para las emociones que \u00edbamos a vivir ese d\u00eda. Generalmente uno se imagina los grandes d\u00edas de buceo con visibilidades infinitas y maravillosos fondos marinos repletos de corales, pero nada de esto se encontraba bajo las aguas de Gato. Son las formaciones rocosas con pin\u00e1culos y cuevas lo que dan forma al escenario submarino.<\/p>\n
En la primera inmersi\u00f3n, aparte de alg\u00fan caballito de mar y alg\u00fan crust\u00e1ceo, un gran tibur\u00f3n de punta blanca nos aguardaba al otro lado de un t\u00fanel dentro de una roca. Mientras observ\u00e1bamos desde el otro lado, el tibur\u00f3n se acercaba y alejaba como midiendo las distancias.<\/p>\n
La segunda inmersi\u00f3n fue una de las inmersiones m\u00e1s emocionantes de nuestras vidas. Comenzaba con una cueva a unos 10 metros de profundidad, de unos 7 metros de di\u00e1metro, que se extend\u00eda formando una S durante 30 metros.\u00a0 <\/span>La visibilidad era de unos 10 metros, aunque el agua estaba turbia, y la oscuridad de la cueva al adentrarnos era total. Solo las luces de nuestras linternas iban iluminando nuestro paso mientras \u00edbamos encontrando peque\u00f1os crust\u00e1ceos y peces. De pronto la salida de la cueva se mostraba al final con una luz azul oscura espectral, y al final de ella un gran tibur\u00f3n de punta blanca nos esperaba, nadando de un lado a otro, viniendo hacia la oscuridad donde nos encontr\u00e1bamos y perdi\u00e9ndose luego en el tenebroso azul. Estuvimos observ\u00e1ndolo durante minutos. Cada vez que se acercaba nuestro coraz\u00f3n se aceleraba pues no sab\u00edamos cuanto se iba a acercar. Finalmente empezamos a avanzar, y se perdi\u00f3 definitivamente en el borroso infinito.<\/p>\n Poco despu\u00e9s un peque\u00f1o t\u00fanel en otra gran roca nos esperaba. La corriente era fuerte y entr\u00e9 con tanta fuerza que casi pierdo el control, e intentando esquivar a tres buzos que se agarraban a la roca, casi me como al tibur\u00f3n que hab\u00eda dentro. Por suerte pude agarrarme tambi\u00e9n con una mano mientras en la otra sujetaba la goPro con la que intentaba grabar al escualo.<\/p>\n A la salida seguimos movi\u00e9ndonos con la corriente, y nos encontramos con una morena totalmente fuera de su agujero, mir\u00e1ndonos desde la arena, que desapareci\u00f3 a gran velocidad al acercarnos. Luego una sepia nos apuntaba con dos de sus tent\u00e1culos mientras hu\u00eda de nosotros cambiando de color.<\/p>\n A medida que avanz\u00e1bamos, la visibilidad se iba reduciendo, hasta tal punto que pr\u00e1cticamente no ve\u00edamos m\u00e1s all\u00e1 de dos o tres metros. El gu\u00eda nos indic\u00f3 con el dedo unos hilos de una sustancia que sal\u00eda de los corales. Al hacerme su movimiento p\u00e9lvico sexy, comprend\u00ed que se refer\u00eda a que se trataba de esperma coralino, como despu\u00e9s nos confirmaron. Lo que en un principio fueron peque\u00f1os hilos, poco a poco se fueron transformando en verdaderos surtidores que celebraban una verdadera org\u00eda subacu\u00e1tica incomparable, donde pr\u00e1cticamente era imposible ver nada.<\/p>\n Seg\u00fan nos comentaron m\u00e1s tarde, estas org\u00edas suced\u00edan solo en luna llena, pero esta hab\u00eda sido especialmente intensa.<\/p>\n Despu\u00e9s de semejante inmersi\u00f3n, qued\u00f3 claro que a pesar del mal estado del coral en comparaci\u00f3n al resto de Filipinas, o de no encontrarnos una explosi\u00f3n de vida en cada inmersi\u00f3n, Malapascua estaba bastante cerca del para\u00edso que est\u00e1bamos buscando. En pocos sitios puedes disfrutar de inmersiones tan emocionantes, rodeado de playas paradis\u00edacas, y comer en un garito por 2\u20ac de un Filipino que se parece al chino de Resac\u00f3n en las Vegas.<\/p>\n La decisi\u00f3n de donde hacer nuestro divemaster era pues m\u00e1s dif\u00edcil todav\u00eda: los incre\u00edbles barcos hundidos de Cor\u00f3n, la combinaci\u00f3n de belleza paisaj\u00edstica y preciosos fondos de el Nido, las visibilidades infinitas y paredes repletas de vida de Moalboal, las tranquilas residencias de Dauin con sus inmersiones en Apo Island, la combinaci\u00f3n perfecta entre belleza, ocio y exuberantes fondos marinos de Panglao, o Malapascua, la isla perdida con sorprendentes inmersiones.<\/p>\n Si hab\u00e9is llegado hasta aqu\u00ed, deber\u00edais daros un descanso. Podr\u00e9is averiguar cual fue nuestra decisi\u00f3n en nuestro siguiente post.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" Como en una posada pirata, los buceadores rodean la barra del bar en la playa con una cerveza en la mano contando sus batallas pasadas; aquel encuentro asombroso bajo el agua, aquella foto perfecta, aquel avistamiento ins\u00f3lito que casi hizo caer el regulador de la boca de asombro. 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