En una estaci\u00f3n de tren vac\u00eda y oscura a las 10 de la c\u00e1lida y h\u00fameda noche, con el sonido de los grillos y del tr\u00e1fico de una autopista cercana, nuestra primera sensaci\u00f3n de Malasia y Kuala Lumpur fue de soledad. Despu\u00e9s de llegar a una terminal de aeropuerto cutrilla de indicaciones confusas y de comprar nuestro pase de tren con forma de fichas de feria, nos saltamos nuestra parada al distraernos con la primera imagen de las torres petronas a trav\u00e9s de las ventanillas de un tren, que ya nos mostraba ciertas peculiaridades de nuestro nuevo pa\u00eds anfitri\u00f3n: letreros prohibiendo el comportamiento indecente entre las parejas y ciertos vagones de uso exclusivo para mujeres. Un chico que pasaba por ah\u00ed, al vernos perdidos, nos indic\u00f3 el camino para coger el tren de vuelta; peque\u00f1o gesto que nos hizo volver a conectar con el car\u00e1cter amable que tanto nos ha cautivado en Asia, pero que hab\u00edamos olvidado en Singapur.
\nEsa sensaci\u00f3n de soledad se disip\u00f3 al d\u00eda siguiente nada m\u00e1s salir de nuestro apartamento y caminar por las calles hacia una estaci\u00f3n de mono ra\u00edl. Las calles, las tiendas y los puestos de comida, distaban mucho de la pulcritud que vimos d\u00edas antes en Singapur, pero a la vez le confer\u00edan a la ciudad un car\u00e1cter m\u00e1s humano y aut\u00e9ntico. Tambi\u00e9n es verdad que lo que yo llamo aut\u00e9ntico y humano otros lo podr\u00edan describir como guarrete y descuidado, pero al fin y al cabo, todo depende del color del cristal con que se mira…
\nYa en el monorail, el colorido de los pa\u00f1uelos en las cabezas de las chicas y mujeres que nos rodeaban en el estrecho vag\u00f3n nos hac\u00edan sentir como en una piscina de bolas. Nuestro primer destino en la ciudad, despu\u00e9s de dormir un mont\u00f3n de horas y de no haber cenado ni desayunado, era un food court o hawker–as\u00ed llaman a zonas donde comer rodeadas con m\u00faltiples puestos diferentes de comida– situado en el s\u00f3tano de un centro comercial en el centro de la ciudad. Puede que con el hambre que llev\u00e1bamos todo nos pareciera bueno, pero lo cierto es que nos pusimos las botas con comida riqu\u00edsima y nos gastamos 6 euros entre los dos con bebidas incluidas, gracias a la recomendaci\u00f3n de nuestro casero.
\nDespu\u00e9s de comer recorrimos la zona del Bukit Bintang, para asombrarnos con lujosos centros comerciales como el Pavilion, donde las inmensas columnas y entradas nos hicieron sentir en aut\u00e9nticos templos de las compras. Tal era la ostentaci\u00f3n que llegamos a confundir la entrada al parking con un escaparate de una tienda de coches de lujo, y en uno de los centros encontramos todo un parque de atracciones con su monta\u00f1a rusa y todo en una de las plantas.
\nLa principal atracci\u00f3n de nuestro viaje a Kuala Lumpur era nuestro apartamento alquilado a trav\u00e9s de airbnb con piscina infinity y vistas a las Torres Petronas. Por unos 30\u20ac es muy f\u00e1cil conseguir un apartamento en uno de los grandes edificios encarados a las mismas, y realmente es un verdadero lujo que cuesta poco dinero.
\nHabr\u00eda estado bien subir a lo alto de las Petronas, pero solo es posible subir a la pasarela que las une, que no est\u00e1 a mucha altura, y encima hay que madrugar y hacer cola, as\u00ed que optamos en su lugar por subir a la torre Kuala Lumpur, que ofrece unas vistas panor\u00e1micas muy buenas de la ciudad al completo. Pagando un poco m\u00e1s que la entrada b\u00e1sica, no solo te permiten subir un poco m\u00e1s arriba, sino que puedes experimentar lo que se siente sobre un cub\u00edculo con suelo de cristal colgando literalmente del saliente del edificio. Fue un aut\u00e9ntico reto avanzar mirando al frente sabiendo que a mis pies, bajo el suelo transparente, se encontraba el abismo. Si miraba hacia abajo era incapaz de mover mi pie derecho delante de mi izquierdo. Afortunadamente aguant\u00e9 lo justo para hacerme unas fotos a la vez que controlaba mi esf\u00ednter y no me cagaba encima.
\nLa visita al barrio chino donde compramos un par de relojes de imitaci\u00f3n y disfrutamos de la rica comida callejera y la visita a la zona de las Petronas completaron nuestra estancia, no sin antes pasarnos por Batu Caves en las afueras de la ciudad; un templo hind\u00fa dentro de unas cuevas naturales que nos dej\u00f3 un poco fr\u00edos. Creo que dedicamos m\u00e1s tiempo a los innumerables monos que hab\u00eda en las escaleras de acceso al templo que al propio templo.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"
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