En el Nido todos los operadores ofrecen cuatro tours donde descubrir sus maravillas, y en un alarde de creatividad los han bautizado como: tour A, tour B, tour C y tour D. Nuestro segundo día en el Nido hicimos el A, que incluye small lagoon, big lagoon, secret lagoon y la playa 7 comandos. Pese a que compartimos el tour con 13 personas más en nuestra embarcación, y con unas cuantas embarcaciones más en cada punto, es una actividad totalmente recomendable, en la que puedes disfrutar de paisajes de ensueño mientras te bañas o haces snorkel en las cálidas aguas. Nuestros favoritos fueron small lagoon y 7 comandos, que respectivamente son una laguna en la que entramos nadando y donde te rodeaban unas altas rocas llenas de vegetación, y una bonita playa donde tumbarse a la sombra mientras a nuestra espalda jugaban a voleyball.
En small lagoon conocimos a un indio que trabajaba para apple diseñando el hardware del iphone, y que se había tomado unos días libres pagados por la empresa después de su última reunión en hong kong. El pobre tenía miedo a nadar en aguas profundas pese a ir con chaleco salvavidas, y nos preguntó si podía venir con nosotros, a lo que por supuesto dijimos que sí. Con sus ojos saltones bajo las gafas de snorkel daba la sensación de que podría entrar en pánico en cualquier momento. Así que iba nadando bien juntito a nosotros por si las moscas. En estas que mientras nadábamos plácidamente inmersos en una postal de el Nido, empecé a sentir que algo despertaba en mi interior, y que no era fruto de la emoción. Quizás más bien del chicken adobo que nos sirvieron en el barco, de la especie de «phoskitos» filipinos que me hinqué para desayunar, o de la acumulación de ambos. Fuera lo que fuera, aquello buscaba salida a toda costa y no daba ningún margen en el plazo de entrega. Miré al indio que tenía pegado al lado, y en un intento desesperado por evitar la segunda parte de «2 girls one cup, ahora en filipinas», me puse a nadar rápidamente alejándome de él, que me miró con ojos de pánico. Por fortuna cuando ya estaba a unos seis metros pude controlar lo que parecía inevitable y continuar con el tour con mi bañador impoluto, motivo por el que mi vergüenza me permite explicar esta historia aquí. Podríamos concluir pues que el nido tiene una belleza natural y unos paisajes que te cagas, literalmente, pero si quieres disfrutar de ellos al máximo, espero que no te pase lo que a mi, en un tour que dura 8 horas y donde lo más parecido a un wáter es una especie de biombo en una barcaza, pegado a tus compañeros de tour.
No Replies to "Tour A en el Nido"