La sensación de escribir estas líneas en mi portátil, sentado en el porche de nuestra cabaña, mientras observamos el mar a escasos metros, la silueta de dos hombres a lo lejos buscando perlas, el cielo oscuro pero aún rojizo del atardecer, y una lluvia suave que cae sobre las hojas de los árboles y palmeras, es de total paz. Ni siquiera el mar remueve sus olas y solo deja oír un tenue murmullo del agua al acariciar la orilla. Poco a poco, algún grillo empieza a dejarse oír como preludio de la noche que está a punto de caer.
Las islas rocosas de El Nido envuelven todo el paisaje de tal manera que acabas acostumbrándote a ellas, pero de vez en cuando te obligan a detenerte, como llamándote la atención, y te recuerdan por qué estás aquí. Entonces te tomas unos instantes que pueden ser segundos, o minutos, y te regalas la vista con el que sin duda es uno de los lugares naturales más bellos del mundo.
Hoy teníamos reservado el tour C, pero un tifón desplazándose hacia el oeste hizo que lo cancelaran y tuvimos que hacer el B que incluía Entalula Island, Cathedral cave, Cuadugnon cave, Snake island y Pinagbuyutan Island. Como bromeó más tarde el guía del tour, se ve que desde Filipinas envían tifones al oeste para destruir china, ya que no tienen tantas armas como ellos.
Entalula Island fue la primera parada, y me hizo preguntarme por qué coño no habré hecho nunca un curso de fotografía. Aún así, de las decenas de fotos que saqué alguna quedó medianamente bien. Verdes, turquesas, azules, blancos, y Sonia y yo intentando captar torpemente la belleza de ese lugar después de habernos bañado durante un buen rato.
Cathedral cave es en nuestra opinión un engañabobos. Te acercan a una cueva en una isla pero ni se puede entrar nadando porque hay serpientes de mar, ni pueden ellos entrar por ser muy estrecha, por lo que haces un par de fotos desde fuera y zumbando.
Cuadugnon cave no está mal. Esta es una pequeña cueva que se encuentra en una playa. Dentro hay un par de bóvedas bastante curiosas y una de ellas da a cielo abierto. Tuvimos la suerte, o la picardía, de entrar solos cuando el resto del grupo estaba haciendo snorkel así que la pudimos ver con tranquilidad. El tiempo empezó a torcerse en ese momento y cayó un buen diluvio que nos hizo comer resguardándonos en los cobertizos de la playa. A partir de ahí la lluvia nos acompañó durante todo el tour, que aunque no impidió que nos bañáramos, hiciéramos snorkel, o hiciéramos el idiota por la playa, fue un engorro para tomar las fotos y nos hizo pasar un poco de frío en los trayectos en barca.
Snake Island nos hacía particular ilusión. El hecho de caminar sobre un estrecho banco de arena blanca con agua a ambos lados, que serpenteaba uniendo dos islas nos llamaba mucho la atención.
Pinagbuyutan Island es un buen lugar para hacer snorkel. Quedamos alucinados al ver en solo un ratito un pez león, un pez trompeta y un pez escorpión.
Entre baños, snorkels y lluvia, no recuerdo haber estado tanto tiempo en remojo en mucho tiempo. Mañana marchamos a Port Barton, espero que el tiempo se porte como mínimo como hasta ahora.
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